domingo, 21 de febrero de 2016

Llegaste cuando no te esperaba, cuando todo parecía estar perdido, cuando las ganas de creer en el amor se me habían gastado en otros labios. Llegaste. Sin tocar, sin pedir permiso, sin importar el caos en mi vida ni el desorden en mi cabeza. Llegaste, cuando la soledad se había dispuesto quedarse, cuando sin darme cuenta me había olvidado de vivir. Llegaste y fue magia tu llegada. Llegaste y desistir dejó de ser una opción. Llegaste para caminar y volar, para pensar y soñar, para hacer eternos los domingos, llegaste para quedarte a vivir en un rinconcito de mi corazón por toda la eternidad. 

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